Me quedé trabajando con la luz apagada, pero esta vez, no me molestó

No sé si a ustedes también les pasó durante la pandemia. Esto de pasar de trabajar todos los días presencialmente en una oficina, a trabajar 100% de manera remota y desde la casa, fue una experiencia que, personalmente, provocó que brotaran muchas cosas en mi vida que estaban ahí pero que no estaba observando con atención. Por una parte, me hizo reconectar conmigo misma y darme cuenta si me gustaba realmente “hacer” mi trabajo, o bien, lo que en realidad me hacía feliz era relacionarme con mi equipo y las personas con las que trabajaba. Me hizo darme cuenta que me costaba ponerme límites para mantener un autocuidado saludable, que me exigía mucho y que debía pedir con más fuerza lo que yo necesitaba en ese momento.

Una de esas tardes, con altas cargas de trabajo y poco tiempo para descansar (que yo misma no me preocupaba de entregarme, privilegiando que el trabajo saliera bien y a tiempo), me quedé trabajando con la luz apagada y ni siquiera me di cuenta. Tenía ganas de ir al baño hace horas, me dolía la vejiga de tanto aguantar y ni siquiera me di cuenta. Estaba cansada, agotada y angustiada y ni siquiera me di cuenta. ¿En qué estado puede estar mi mente y mis emociones para que no me haya dado cuenta que estaba trabajando a oscuras? Simplemente mi computador, mi sillón, y yo…

En aquel momento mi pareja entró al departamento, dándose cuenta de mi figura “espeluznante” (a propósito de halloween, debe haber sido así su impresión) bajo las sombras y más nada que me alumbrara que la luz del computador. Pero eso no era lo preocupante. Lo preocupante era que yo no estaba feliz trabajando a oscuras. Lo preocupante era que no estaba escuchando a mi cuerpo y lo ignoraba totalmente. Lo preocupante era que para mi, no lo valía…

Qué difícil es darse cuenta de eso, que lo que te hace quedarte a oscuras no es tu vocación, no es tu pasión y tienes que dejarlo ir… ¿Pero cómo? si es lo que me sustenta y lo que he hecho hasta ahora, después de todos estos años… Bueno, a veces debemos soltar esa exigencia de seguir en lo que ya no nos gusta, porque la vida es muy corta como para hacer algo que no nos llena.

Y bueno, para terminar esta historia, que por suerte culmina de forma positiva, unos 2 años aproximadamente después del incidente tétrico, me vi en mi escritorio, el que esta vez me compré e instalé apropiadamente en el espacio que antes era el living de mi departamento, para darle un espacio cómodo y separado a mi trabajo remoto, el cual viene siendo el tipo de trabajo que más hago. Me vi en mi escritorio a horas de la tarde, con poca luz, casi a oscuras, pero esta vez, no me importó. No porque estuviera en modo automático trabajando en algo que no me apasiona, sino porque me inspiré en algo que me encanta, en algo que me trae dicha, me entretiene y apasiona.

Llegar hasta acá ha sido un camino largo y corto a la vez. Ha sido duro, no ha sido fácil, pero significó para mí encontrar mi vocación y desafiarme en formas que nunca pensé que podía hacerlo.

¿Qué encontré? encontré un espacio que yo misma creé, que me permitió ocupar todo lo que aprendí y lo que sé, para ayudarte, ayudarte justamente a encontrar tu propia vocación, eso que te divierte, eso que te apasiona y para lo que eres bueno/a. ¿Será necesariamente emprender? No, porque mi vocación no tiene que ser igual a la tuya, ni lo que hago, ni la forma en que decidí hacerlo. Cada quien tiene sus expectativas, gustos, sueños y potencialidades únicas, y, eso, es lo que justamente disfruto tanto ayudándote a encontrar.

¿Por qué les cuento esta historia? porque recordando esta anécdota me di cuenta que a veces necesitamos estar solo/as y totalmente a oscuras para darnos cuenta si eso que estamos haciendo vale la pena, y si lo que hacemos nos hace felices. Si al apagarse la luz nos damos cuenta que no nos gusta realmente nuestro trabajo, o si estamos deprimidos, descuidados o en el lugar equivocado.

¿Y tú, cómo te sientes cuando se te ha quedado la luz apagada?

Los escucho y leo, siempre.

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¡Te invito a seguir conociendo este camino conmigo!

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Fran Toledo

Psicóloga, Orientadora y Fundadora de Work Therapy. Experiencia en Recursos Humanos, Consultoría y Docencia. Experta en Atracción de Talento, Assessment y Desarrollo de Competencias.